Las
nubes tornabanse grisáceas, cual pelaje de tristes ratas, el aire comenzaba a
mecer las hojas de los verdes árboles, a lo lejos, se dibujaban eléctricos
rasguños a través de los nubarrones, seguidos de agrestes rugidos. Una capa
ligera de lluvia caía haciendo más intensos los colores, el pavimento se
tornaba más oscuro, las hojas de los árboles volvían a cobrar vida,
enderezándose al compás del viento. Las pisadas resonaban con mucho más fuerza,
su mirada también parecía ser todavía más intensa bajo la lluvia, de su cabello
bruno bajan delicadas y silenciosas gotas, derritiéndose ante aquella sonrisa,
tratando de alcanzarla. El frío jamás fue tan cálido, la lluvia jamás se vio
tan exquisita, tan perfecta, tan viva… Aquí estoy con mirada taciturna y
pérdida, embelesada con aquel espectáculo, aturdida ante tu presencia. ¿Quién
eres en realidad?...
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