miércoles, 28 de octubre de 2020

Diagnóstico

 


Cristalinas caían chocando con sus talones, podían sentirse frías, más que el viento nocturno de otoño. Se perdían entre la inmensidad de su piel, desembocaban de un vaivén de emociones contenidas. El ser suficiente para ella misma parecía ser la carga más fuerte, el deber y hacer, el saber lo correcto e incorrecto y aun así decidir no saberlo, no verlo.

Estaba cansada de ser ella, quería un escape, un alivio. Hoy no ser nadie, no existir, volar junto a las hojas, deshacerse como un recuerdo, saber que se siente explotar y evaporarse, pero tenía que seguir aquí. Atrapada en este mundo terreno donde por alguna razón sus fuerzas no existían, más que para mostrar lo que otros desean ver.

Hacía tiempo que los días buenos encubrían su malestar. Lo cierto es que no había días buenos desde que había decidido dejarse ir y al mismo tiempo había conocido los más brillantes, esos que hacía años había perdido, había dejado ir (les diría ella).

Envidiaba a las flores que resplandecían con el sol, que vivían incautas y ajenas al sufrimiento humano, añoraba la ligereza del río que plácido sortea las orillas, la blancura de las nubes, el brillo del mar. Fusionarse con la luna, tal vez sería suficiente para quien no la veía, para quienes la miraban, pero sobre todo para ella.

Quería tener la fuerza de un volcán, pero no había más que una pequeña mecha que parecía infinita pero que no calentaba lo suficiente, ni se apagaba por completo.

En secreto, quería ser algo más.

¿Diagnóstico?se había olvidado.

 





 

miércoles, 5 de agosto de 2020

Habitarte



Quiero habitarte, volver a sentir tus dedos contra los míos y mirarte de lejos con la ansiedad hasta el cielo y de regreso por que mirarte ha dejado de ser un hábito.


Quiero habitarte, volver a tus ojos y que cuando pronuncies mi nombre exista aquella sonrisa nerviosa y entre cortada.


Quiero habitarte, volver a tu voz, que mis labios rocen tu epidermis y más allá...que sean inspiración. Que los tuyos fluyan como vida.


Quiero habitarte, volver a las cartas inspiradas en canciones para el corazón y a las notas coloridas e inesperadas.


Pero sobre todo, quiero habitarte desde el conocimiento pleno de tus aciertos y fallas, con las correcciones y remiendos.  
Habitarte en el aprendizaje.


Y quiero que me habites no desde tu aprobación.


 Habitame aceptándome, de igual a igual. 

Buenas noches


 
Las noches en vela se habían vuelto más cotidianas, el soliloquio interior parecía una marea que llegaba desafortunada a un eterno mar, sin un barco que pudiera surcarlas, ni una playa a dónde arribar o peñascos con los que chocar, no había nada más que un mar. El eterno océano de las palabras, de los pensamientos sin control, de la rumiación y el desenfreno.


¿Los temas? Siempre había algo nuevo que contar. A veces era el calor que emanaba de su espalda, que se escurría entre su cabello y bajaba en forma de  respiración. Otras, eran las luces, aquellas que tanto brillaban y se cuestionaba sobre su origen, lejanas podían mirarse desde la ventana, contando historias de algún incauto en desvelo. Algunos días la plática se volvía seria y planeaba su vida desde la calma de la noche o peleaba contra quienes no había tenido las palabras para enfrentar, ¿qué tal ahora?, entre el sigilo de la noche, con la oscuridad como aliado y el anonimato mudo como arma.
Sin duda aquellas horas eran largas, interminables y paradójicas. Mientras el ambiente evocaba la calma precisa para un buen descanso, su cabeza avanzaba a mil por ahora, así como los mensajes de texto que espera recibir. Con la diferencia de que aquellos si llegaban.


¿Cuándo encontraría la calma dentro de la vorágine que es ella? Al parecer su mar no tenía esa respuesta.


4.50 am: Recuerdos, era el momento de un tema nuevo.


viernes, 8 de mayo de 2020

Los días con mi cabecita blanca


A veces las personas dan por sentado, el que estarán ahí de una manera indefinida. Que no irán a ningún lugar, que continuarán sintiendo lo mismo o pensando igual...

No nos damos cuenta del paso del tiempo y de todo lo que ello involucra. Pero, a veces, tenemos la oportunidad por unos segundos de salirnos de aquella egoísta monotonía de nuestros pensamientos, de nuestra propia vida, para mirar otras.

Por ejemplo, aquella década, de un tiempo más allá de la vaselina en el cabello, de esa dónde la gente usaba sombrero y pequeños guantes a la sombra de grandes bolsos de mano, vestidos ceñidos a la cintura y un sin fin de faldas midi. En donde se adornaba el cuello con delicados collares de perlas.

Ese México de los años 40 que escuchaba a María Luisa Landí, Pedro Infante, Agustín Lara con sus muchas formas de interpretarse, en valses y tangos. Las grandes bandas que tocaban swing y esas sweet bands ,que hacían bailar, con su collar de perlas o la serenata a la luz de la luna. En esas épocas donde la Luna parecía ser una gran protagonista.


"The roses are sighing a c
The stars are aglow and tonight how their light sets me dreaming"


                                                         "Luna que se quiebra sobre la tiniebla de mi soledad dime si esta noche tu te vas de ronda como ella se fue"



Estos días en los que el ensimismamiento ahora es hacia afuera, me muestran una mirada más real de quién su humanidad ha sido: darse a otros. Por que en su época no existían las aspiraciones individuales, pero si las familiares.  Me detengo a pensar y mirar desde la sensibilidad, las enseñanzas que provee con una historia y sin afán de hacerlo. Tal vez , esa es la magia, el descubrir que cada acto me enseña a aprender y aprehender de ella.

Y es así, que pensar en lo efímero es lo más real posible, en esta incertidumbre de vida, en esta finitud de actos, de promesas, de tiempos. 

Y espero que todos logremos ver a nuestras propias representaciones de "cabecitas blancas" para mí, es ella, una octogenaria que brilla por las noches con su cabello anti melatónina. Para ti puede ser una madre que estando lejos demuestra su cariño haciéndote independiente, un hermano que esperas se encuentre sano y salvo, una esposa que habías comenzado a desconocer con esta egocentricidad de vida o un esposo del cual te habías desenamorado, sus hijos que han crecido, pero que a veces continúan necesitándote o en un nivel más personal, puedes ser tú y el compromiso que has asumido con tu vida y lo que estás haciendo por ella.

Ojalá que este tiempo lejos de ser un momento de tensión e incertidumbre se vuelva un momento de análisis profundo y positivo sobre nosotros y quienes nos rodean. De mirarnos desde la sensibilidad y aprender, de cada "cabecita blanca" que nos topamos en el camino.









jueves, 9 de abril de 2020

Narrativa

Han escuchado la frase "con las alas rotas" o "roto...". Palabras que suelen carecer de sentido para algunos, para quienes la narrativa aún no se ha convertido en una lagrima atrapada entre las pestañas y el orgullo. Cuando un nudo en la garganta se convierte en la manera de romperse más anticuada y pasiva. Cuando la noche se confunde con el día y una abrazo es lo único que se espera, pero no hay nadie al rededor.
Cuando la narrativa anterior se hace presente, tenemos un problema, o mejor dicho, una situación, una situación por la que nadie quiere pasar y que sin embargo es imprescindible para crecer y no, no se confundan mis queridos lectores. El dolor es inherente a la vida, se encuentra fundido en ella, por otro lado, el sufrimiento no.
Ese hoyo de las 3 a.m. sollozando bajo las sábanas, por que las cobijas ahogan, como los pensamientos que inundan nuestra cabeza durante todo el día, como el dolor en los dedos que produce el haberlos masticado hora tras hora, uña, tras uña. Ese dolor que parece nunca acabará, esa es elección.
Y, me dirán: "estás mal", "el dolor no sé elige". Lo sé, no sé elige enamorarse y no ser correspondido, o pensarlo antes de que suceda, no se elige extrañar a 20 kilómetros de distancia, no se elige ya no ver una cabecita blanca o el sonido de la cuchara golpear una vieja taza de café. No se extraña hablar de tonterías con quien llamas mamá o leer : "que bueno que llegaste" en un mensaje de texto. No se elige comenzar a dudar, de tí, cuando lo único por seguir que tenías era una meta y que ahora pienses en no poder. Eso mis amigos, lo elegimos,  nuestra narrativa hará parte de como nos sentimos. Y, a veces no está demás elegir aquella de las alas rotas, la que te hace sentir como un pajarillo temeroso, cubierto de un viento frío, que siente no podrá volar de nuevo. Es válido sentirse la mierda, más mierda. Tirarse en lo hondo.
Sin embargo también resulta interesante ver como la forma de contar el cuento puede hacer que esas alas no se vivan tan rotas, que de alguna manera pensemos en salir de la oscuridad y que lo frío también refresca.
Esto mis queridos amigos, había comenzado como una descripción de como mi corazón se siente en estos momentos, de como a veces pareciera no poder controlar mi interior y pensar en que el torbellino nunca se parará... pero elijo buscar como conciliar a mi cabeza y mi corazón, sólo por hoy, un día más. Pensar que mañana seré un poco más hábil en esto de vivir, en cosas del amor, del autoamor, el desamor, el extrañar, el soltar, el resignar.
En como pensar en el futuro sin que la catástrofe lo inunde y como apreciar mi presente con las sonrisas que aporta y los nudos de garganta que no soporto, pero que son necesarios para que piense en que: "cielos, hoy soy más fuerte que ayer y mañana que hoy".
Así es mis amigos, piensen en, que el dolor es inevitable, pero el sufrimiento es opcional.
Y hoy, me di permiso de por 10 minutos no sufrir.
Saludos.
Posdata, mis queridos amigos, soy yo.


lunes, 23 de marzo de 2020

Soliloquio de 12:00 a 2:00


12:00 am:
Giro, giro en círculos sin despegarme del asiento

Giro, giro sin saber como parar

Quiero tirarlo todo. Me pesa , me pesa despertar por las mañanas, dormir también se ha vuelto pesado, por que también giro, giro sin parar

Giro, por dentro entre una masa gris

Y sé lo que sucede, es claro para mí: somos procesos, los procesos inician, se desarrollan y eventualmente terminan. Siento que quiero acabar, ya no quiero girar.

12:18 am

Las dudas no habían aparecido hace mucho, podía dudar de todo excepto de mí, ahora, el concepto de mí se difumina, se va entre la masa gris, en el girar mirando hacia arriba. 

¿Alguien puede oírme…?, ¿alguien puede detenerme?

Es inútil, yo sé que nadie puede hacerlo, solo yo. Pero aún no sé como. Aún no descubro si quiero dejar de girar. ¿ Y si no puedo parar?.

12:47 am

Por ahora me limitaré a esperar que el tiempo pase.

Despertarme, poner la cara de sonrisa, hablar de cosas sin importancia, y estaré en silencio.

Estar en silencio..., me gusta el silencio, en mi cabeza nunca lo hay. Miles de pensamientos corren veloces.

1:00 am

Sólo quiero que alguien me diga que va a estar bien. Que todo pasara. Sé que puedo hacerlo yo, pero vivir en una sociedad me ha hecho necesitar de otros para confiar. 

Si claro, seguro es la sociedad. JA, JA¡

1:40 am
Yo sé en qué estoy mal, yo sé que girar es momentáneo, pero me asusta desconocer el tiempo de ese espiral. Siento que estoy en un espacio muy profundo y que cualquier cosa que haga para subir me hunde más. Ayuda lógica, remedios mágicos, regaños personales, comprensión. ¿Qué más ?, ¿cómo dejo de girar?, ¿me auto compadezco?.

2:00 am
Estar sola es lo que más quiero y lo que menos necesito.

Quiero abandonarme en mi espiral, tal vez así logre salir mejor, sin nadie a quien darle una falsa sonrisa. Por que no hay nada dentro de mí. No tengo más que dar, me he exprimido, ya no soy yo. Sin embargo, sé que soy, pero no sé bien qué.

Giro, giro en círculos sin despegarme de mi asiento, mirando la misma pantalla blanca frente a mí, sin algo que comunicar.

Giro... giro... 

¿Dónde se enchufa el sol?....