jueves, 2 de julio de 2015

Rehabilitación de mí

Rehabilitación de mí
Lunes:
No podía creerlo, caminando hombro a hombro con aquella persona veía tan lejana, tan perfecta, tan él
Martes:
¡Mierda! Era todo lo que podía pensar y decir. Mierda por todos lados, mierda en el piso, en la cama, afuera en las calles, sobre sus ilusiones rotas, mierda en su cabeza, mierda todo, mierda ella.
Lunes:
¡Vamos!- se repetía- ¡tú puedes!, no lo volverás a hacer, has crecido, has cambiado, piensas diferente, eres diferente. ¡Tú puedes!.
Se alistó para salir, con cierta pretensión en mente, agradar le. Caminó con cuidado hacia la estación del autobús, no quería ensuciar la blancura de aquellas prendas que la adornaban. Tampoco quería despeinar su cabello, que una noche antes había estado preparando…. Subió, tomó el primer asiento disponible, para comenzar a perderse en sus emociones. La sonrisa en su rosto no podía ser mayor, en unas horas volvería a verlo. Una sensación en el pecho impedía que respirara bien. Recordaba el no recordarlo, para evitar penosos sufrimientos después del huracán que dentro de ellas se gestaba, pero, era inútil, aparecía por doquier. En la esquina de una tienda, en la música del radio, en las sonrisa de otros….
El tiempo casi está listo, ella también. A manera de juego había comprado dulces, para compartirlos con él mientras hablaban, pobre ingenua.
Tan ansiado momento llegó, el reloj marcaba 4.30, esperándolo impaciente su corazón se volcaba en un mar sensaciones. –No pasa nada, diviértete- por otro lado –Cuídate, ve lento-. Había decidido tener la cabeza fría y poder pensar lo más claro posible, no ilusionarse y disfrutar el momento- cosa que olvidó a los 5 minutos de haberlo visto de nuevo.
Al parecer todo iba bien…. Caminaban hacia el lugar. Él hablaba, ella escuchaba. A veces se invertía el rol, a veces no. La cita continuó…., al inicio,  viento en popa, pero algo sucedió. Ambos callaron, el momento se fue degradando, marchitando, muriendo….
-Mierda, y ahora ¿Qué hago?, no otra vez , ¿Porque no eres tan abierta como él, porque no tocas un instrumento, porque no bailas, porque no haces algo? ¿Que, no existes?  ¿Quién eres?.... No eres nada, se decía.- Nada-
La tercer y media vez que le sucedía esto, aunque parecía que la situación se agravaba. Él sentía ser el indicado, pero ella parecía no querer dejarlo entrar.
La rehabilitación de ella misma había fallado, estaba teniendo un flaqueo con sus zancos que la salvaban de si misma, parecían ser más débiles de lo que pensaba. Viendo hacia afuera, como siempre lo hacía, como su costumbre dictaba.
¿Y ahora?, ¿quién puede salvarte de ti mismo?.... se preguntaba. ¿El amor no está hecho para mí? O ¿Yo no estoy hecha para él?
Y se repetía….

 Y se repetía…….

Y se repetía……….