viernes, 8 de mayo de 2020

Los días con mi cabecita blanca


A veces las personas dan por sentado, el que estarán ahí de una manera indefinida. Que no irán a ningún lugar, que continuarán sintiendo lo mismo o pensando igual...

No nos damos cuenta del paso del tiempo y de todo lo que ello involucra. Pero, a veces, tenemos la oportunidad por unos segundos de salirnos de aquella egoísta monotonía de nuestros pensamientos, de nuestra propia vida, para mirar otras.

Por ejemplo, aquella década, de un tiempo más allá de la vaselina en el cabello, de esa dónde la gente usaba sombrero y pequeños guantes a la sombra de grandes bolsos de mano, vestidos ceñidos a la cintura y un sin fin de faldas midi. En donde se adornaba el cuello con delicados collares de perlas.

Ese México de los años 40 que escuchaba a María Luisa Landí, Pedro Infante, Agustín Lara con sus muchas formas de interpretarse, en valses y tangos. Las grandes bandas que tocaban swing y esas sweet bands ,que hacían bailar, con su collar de perlas o la serenata a la luz de la luna. En esas épocas donde la Luna parecía ser una gran protagonista.


"The roses are sighing a c
The stars are aglow and tonight how their light sets me dreaming"


                                                         "Luna que se quiebra sobre la tiniebla de mi soledad dime si esta noche tu te vas de ronda como ella se fue"



Estos días en los que el ensimismamiento ahora es hacia afuera, me muestran una mirada más real de quién su humanidad ha sido: darse a otros. Por que en su época no existían las aspiraciones individuales, pero si las familiares.  Me detengo a pensar y mirar desde la sensibilidad, las enseñanzas que provee con una historia y sin afán de hacerlo. Tal vez , esa es la magia, el descubrir que cada acto me enseña a aprender y aprehender de ella.

Y es así, que pensar en lo efímero es lo más real posible, en esta incertidumbre de vida, en esta finitud de actos, de promesas, de tiempos. 

Y espero que todos logremos ver a nuestras propias representaciones de "cabecitas blancas" para mí, es ella, una octogenaria que brilla por las noches con su cabello anti melatónina. Para ti puede ser una madre que estando lejos demuestra su cariño haciéndote independiente, un hermano que esperas se encuentre sano y salvo, una esposa que habías comenzado a desconocer con esta egocentricidad de vida o un esposo del cual te habías desenamorado, sus hijos que han crecido, pero que a veces continúan necesitándote o en un nivel más personal, puedes ser tú y el compromiso que has asumido con tu vida y lo que estás haciendo por ella.

Ojalá que este tiempo lejos de ser un momento de tensión e incertidumbre se vuelva un momento de análisis profundo y positivo sobre nosotros y quienes nos rodean. De mirarnos desde la sensibilidad y aprender, de cada "cabecita blanca" que nos topamos en el camino.