jueves, 9 de abril de 2020

Narrativa

Han escuchado la frase "con las alas rotas" o "roto...". Palabras que suelen carecer de sentido para algunos, para quienes la narrativa aún no se ha convertido en una lagrima atrapada entre las pestañas y el orgullo. Cuando un nudo en la garganta se convierte en la manera de romperse más anticuada y pasiva. Cuando la noche se confunde con el día y una abrazo es lo único que se espera, pero no hay nadie al rededor.
Cuando la narrativa anterior se hace presente, tenemos un problema, o mejor dicho, una situación, una situación por la que nadie quiere pasar y que sin embargo es imprescindible para crecer y no, no se confundan mis queridos lectores. El dolor es inherente a la vida, se encuentra fundido en ella, por otro lado, el sufrimiento no.
Ese hoyo de las 3 a.m. sollozando bajo las sábanas, por que las cobijas ahogan, como los pensamientos que inundan nuestra cabeza durante todo el día, como el dolor en los dedos que produce el haberlos masticado hora tras hora, uña, tras uña. Ese dolor que parece nunca acabará, esa es elección.
Y, me dirán: "estás mal", "el dolor no sé elige". Lo sé, no sé elige enamorarse y no ser correspondido, o pensarlo antes de que suceda, no se elige extrañar a 20 kilómetros de distancia, no se elige ya no ver una cabecita blanca o el sonido de la cuchara golpear una vieja taza de café. No se extraña hablar de tonterías con quien llamas mamá o leer : "que bueno que llegaste" en un mensaje de texto. No se elige comenzar a dudar, de tí, cuando lo único por seguir que tenías era una meta y que ahora pienses en no poder. Eso mis amigos, lo elegimos,  nuestra narrativa hará parte de como nos sentimos. Y, a veces no está demás elegir aquella de las alas rotas, la que te hace sentir como un pajarillo temeroso, cubierto de un viento frío, que siente no podrá volar de nuevo. Es válido sentirse la mierda, más mierda. Tirarse en lo hondo.
Sin embargo también resulta interesante ver como la forma de contar el cuento puede hacer que esas alas no se vivan tan rotas, que de alguna manera pensemos en salir de la oscuridad y que lo frío también refresca.
Esto mis queridos amigos, había comenzado como una descripción de como mi corazón se siente en estos momentos, de como a veces pareciera no poder controlar mi interior y pensar en que el torbellino nunca se parará... pero elijo buscar como conciliar a mi cabeza y mi corazón, sólo por hoy, un día más. Pensar que mañana seré un poco más hábil en esto de vivir, en cosas del amor, del autoamor, el desamor, el extrañar, el soltar, el resignar.
En como pensar en el futuro sin que la catástrofe lo inunde y como apreciar mi presente con las sonrisas que aporta y los nudos de garganta que no soporto, pero que son necesarios para que piense en que: "cielos, hoy soy más fuerte que ayer y mañana que hoy".
Así es mis amigos, piensen en, que el dolor es inevitable, pero el sufrimiento es opcional.
Y hoy, me di permiso de por 10 minutos no sufrir.
Saludos.
Posdata, mis queridos amigos, soy yo.