domingo, 14 de agosto de 2016

De la "levedad" y "él"


La levedad..., momentos rápidos, fugaces, etéreos. Aquellos, que configuran la llegada; el primer vistazo... cuando la mirada va recorriéndole de pies a cabeza, anidándose en las esquinas de sus labios. Los primeros segundos en los que ambas comisuras reflejan un cuarto creciente y se asoma por su boca..., un pedazo de Luna, blanca y resplandeciente. Un espectáculo privado, que solo algunos se jactan de poder apreciar.

La sutil levedad del compás con la que sus manos recorren hacia atrás su cabello. Las mismas que caminan la hechiza piel de alguna persona.

La levedad de mirarle entre tantos. Y apreciar su figura acompañada por la luz de la tarde, mientras espera. 

El segundo en que aquel rubio cabello que antes era deseable, se ha opacado, por una oscura y lisa cabellera que ondea con el viento. Y no importa si no es perfecto, la seductora levedad hace que lo sea. Su frágil construcción interna lo hace, la ambigüedad de ser, lo hace.

La insoportable levedad de lo general y lo particular que produce un "Te Quiero". 
 
La levedad con que cada tecla presionada ayuda a expresarlo. La levedad con que puedes conocerle a través de estas líneas. La misma levedad con que todo se evapora. Pero no ahora, no hoy. Esta noche, la levedad descansa. Y únicamente existe, él.

"Allí donde habla el corazón es de mala educación que la razón lo contradiga"


Milán Kundera