lunes, 7 de agosto de 2017

Esbozo de Margarita


Aún eras mía y ya te extrañaba, tan frágil, tan perfectamente imperfecta. Eras magia, con tus ojos de mar lograbas llevarme al cielo, podía navegar en el cúmulo de tu tersa y blanca piel. Entre tus montañas galopaba hacia Montagne Noire, iba y venía entre tu cabello libre, envidiando el viento que acariciaba la perfección de tu rostro. Y tu vientre, oh dulce travesía, inquieta y cálida. Caminos prohibidos. Y sin duda, lo más perfecto en tí, tus tobillos delgados y francos, encargados de sostener a eso que llamo esperanza. Para otros fuiste  alegría, venganza, una noche sin recordar, pero no para mí.  Fuiste el más grandioso jardín, las más dulces melodías, la noche más profunda, el rencor más amargo y la soledad más exquisita. Para mí fuiste la vida. 

En espíritu, Armando Duval







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