Ya no hay a quien culpar y ese vacio parece haber vuelto, ceñido a la luz del sol, a la bravura del viento y a cada una de las gotas de lluvia.
Encapsulando todo en una realidad sin color, jugando con una escala tonal entre el gris y la bruma. Ya no es "alguien", ya no es nada, únicamente aquel ruido desde las entrañas, atemorizando con sus tronidos, volviendome frágil, y que deja estando sin estar.
Encapsulando todo en una realidad sin color, jugando con una escala tonal entre el gris y la bruma. Ya no es "alguien", ya no es nada, únicamente aquel ruido desde las entrañas, atemorizando con sus tronidos, volviendome frágil, y que deja estando sin estar.
Ya no es "él" , ya no soy "yo", ya no es "nadie", sólo es nada.
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