jueves, 8 de febrero de 2018

Hay tantos con quien estar pero no con quien ser...


Los árboles guiaban sus pasos como un tejado entre cortado; un oscuro y entramado techo que poco cubría del frío y, que a través de él las nubes aborregadas se juntaban en cúmulos caminantes. 
El viento hacia refulgir las ramas estremeciéndolas con un gélido golpe.  La Luna majestuosa, alumbraba el camino, coloreando la oscuridad con un cálido brillo. 

La noche parecía confeccionada a la medida para un par de sombras amortajadas por la vergüenza y la incertidumbre, que prometía un tal vez.  

A uno, le encantaban las historias difíciles, un jamás era la sabia de su vida. Un alma quebrada y confundida su fruta favorita.  Para el otro, la confusión y lo prohibido eran placeres innegables. La soledad por elección era su estandarte y, sin embargo ahí estaba, con sus pasos alargados y su zagal figura. 

El espacio entre sus cuerpos se acortaba, el rose entre sus manos parecía el preámbulo de algo.... La confusiòn, la ebriedad de la felicidad, el deseo de experimentar seducía sus entrañas. Sin embargo las defensas se alzaban, indecisos muros los abrazaban acogiéndolos en lo conocido, en un "sin esfuerzo" que resultaba cómodo.  

Y así, la Luna se despedía de aquellas siluetas, perdidas que jugaban a buscarse sin saber que ya se pertenecían... 





"Hay tantos con quien estar pero no con quien ser..." -Beret


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