jueves, 2 de noviembre de 2017

En Octubre 2016





Lo único que podía verse era su sonrisa rota, los suspiros entre cortados. ¿Qué le aquejaba?. Difícil responder... ¿expectativas rotas, el vinagre del amor o el exceso de pensamientos?. 

Era una sensación extraña un cansancio por dentro, un par de lágrimas cristalizadas en sus ojos, una respiración retenida, un desagrado hacia todo y todos, una desesperación por algo nuevo, pero miedo a volver a sentir. Un poco de dramatismo artístico y un tanto de nostalgia, sólo un poco de rabia y confusión, un exceso de futuro y una añoranza del pasado. Y a veces, en ocasiones, por las noches... un dolor, justo donde su corazón solía estar, ahora ya no era suyo, pertenecía a la luz. A aquella luna fría y taciturna, ensimismada en su belleza, en su altanería, en su horrenda simpatía. Ahora ella era la dueña del corazón bruno y parecía muy contenta por tan terrible adquisición. 

Lo único que podía sentirse era el viento, que continuaba chocando contra lo que alguna vez tuvo nombre, lo que alguna vez fue un amanecer, hasta pronto amanecer, dijo la Luna...




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